Pasos trashumantes.
La historia dels Ports no se comprende sin los tradicionales pasos trashumantes que transcurrían entre pueblos, aldeas y parajes naturales de la comarca. Cómo a través de sus caminos y pistas pasaban rebaños dirigidos hacia tierras lejanas, a cientos de kilómetros, para sobreponerse al invierno o, a la inversa, regresar para huir del verano. Viajes anuales de ida y vuelta en los que la comarca era testigo de una de las actividades más tradicionales y antiguas que se recuerdan, pues los pastores y sus trashumancias son y siguen siendo patrimonio humano y cultural de una sociedad que, a pesar de no estar anclada al sector primario, sigue viviendo de él y cuidando las raíces de los antecesores. De hecho, en Els Ports el ganado sigue teniendo un gran peso estratégico en la economía diaria de la población de cada pueblo. Ya sea por las diferentes carnes, la leche o los fabulosos quesos, pero los productos derivados del cuidado de los animales sigue siendo primordial para el día a día de los habitantes.
Pasos trashumantes.
La posición central entre las sierras de Teruel y la costa de Castellón la convierte en un lugar de obligado paso para ovejas o vacas que circulan, monte arriba y monte abajo, hacia su nuevo paradero dirigidas por pastores y sus perros guía. Así, las diferentes cañadas existentes en lugares como La Llàcua, Ares, Castellfort o Vilafranca fueron y, siguen siendo aunque en menor medida, carreteras de animales con una masiva importancia para el sector. Los pasos trashumantes son inherentes a la identidad dels Ports. La inmensa red de caminos existente entre los pueblos de la comarca es una característica innata a un territorio cuyos pastos han estado permanentemente ocupados por rebaños. Los que, a su vez, debían migrar cada medio año. En Vilafranca, por ejemplo, se especifica la ruta del Llosar debido a que un tramo del camino pasaba justo enfrente de la Ermita de la Virgen del Llosar, situada a escasos kilómetros de la localidad, que se ha convertido en un importante paso tanto para rebaños por sus abrevaderos como para pastores por sus descansaderos.
Pasos trashumantes.
Esta ruta bajaba los animales de las sierras turolenses de Gúdar y del Maestrazgo hasta las comarcas del Baix Maestrat castellonense o el Montsià y Baix Ebre tarraconense. Es decir, un trayecto con decenas de kilómetros que en Vilafranca juntaba dos rutas: los ramales procedentes de Sollavientos (Allepuz) y Fortanete. A partir de la Mare de Déu del Llosar se cruzaba por el Pla de Baix, la Cruz de San Isidro o el Mas de Cabestany, todo en la misma localidad dels Ports. Después seguía hacia el término de Ares del Maestrat por elHostal de la Canà, la Casa del Peiró, el Mas dels Hostals o la Bassa Verda. Para, a continuación, y antes de bajar hacia el Baix Maestrat por Catí, se pasaba por la Llàcua y por el barranc de Salvassòria, aldeas de Morella que se han despoblado con el paso de los siglos.
Pasos trashumantes.
Cada localidad de la comarca dels Ports, en su término municipal, está partido por diferentes caminos que funcionan como cañadas reservadas para el paso de rebaños. Entre uno y otro pueblo, los animales se refrescan en fuentes naturales como la Font de Salvassòria o la Font del Llosar, y comen del mismo monte, funcionando como una máquina natural que desbroza campos y montañas y los protege de los incendios. Sin embargo, esta histórica actividad se está perdiendo con el paso de los años por las complicaciones que presenta el sector, como la recompensa económica insuficiente por el duro trabajo a realizar. En consecuencia, el paso trashumante ha decaído durante las últimas décadas, dejando esta tradicional actividad en un hecho testimonial, casi anecdótico. A su vez, los cada vez menos pastores también han incorporado nuevos artilugios como los sacos de dormir, para asegurar su salud en noches frías en mitad de las montañas.
Pasos trashumantes.
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